El nuevo ministro de Cultura, Educación y Todas Esas Cosas Poco Importantes, Iñigo Méndez de Vigo, ha admitido en una entrevista concedida a El País que “estudia por las noches” para compensar su nulo o escaso conocimiento sobre el ámbito de la Educación. También ha declarado muy orgulloso él al ser preguntado por su gusto cinematográfico:
«Me gusta mucho el cine español, veo mucho Cine de Barrio en TVE. Me gustan las películas antiguas y las actuales. Pero no quiero citar a unos u otros».
Me imagino que también se está poniendo al día sobre este tema por las noches. Seguramente, se esté actualizando acerca de otros aspectos culturales de poca relevancia como la literatura, la música, el teatro y otros asuntos del artisteo… Ni hablar de los «quebraderos de cabeza» que le están produciendo el IVA cultural o las becas en Educación. Una entrevista imprescindible en la que revisa todos sus «anhelos» ante esta nueva etapa de su vida, aquel que admitió que “en la prórroga también se meten goles” por aquello de salir del banquillo del gobierno para sustituir al nefasto titular Wert -sigamos con la metáfora futbolística-, dando muestras de su basto (con ‘b’) bagaje cultural.
Bien, que no se os pongan los pelos de punta. La verdad es que la historia del país ha estado repleta de personajillos que lo dirigían demostrando unos niveles de ignorancia y desinterés alarmantes mientras que la cultura relucía por mérito propio, ya fuera como una respuesta a tal desprestigio político o como un ente independiente donde el talento y la ilusión predominaban. Así que tampoco es que sea llamativo nada de lo que este ministro del banquillo pueda decir sobre nada.
Pues bien, no deseo exaltar el orgullo patrio, pero me gustaría iluminar las noches del nuevo ministro con algunas de mis preferencias sobre cine español. Decir que, en este amago de lista que me dispongo a publicar, faltan muchos. Incluso habrá alguno que diga “no dices nada de Buñuel”. Lo confieso públicamente: Buñuel me da pereza. No debería, lo sé, pero me la da. Quizás en otro momento de mi vida… Resumiendo, lo que voy a relatar a continuación es una enumeración de mis películas y directores españoles favoritos, por lo que los más cinéfilos no deberían sentirse ofendidos si me salto alguno. Quizás no me gusten o quizás no haya visto sus pelis o puede que, simplemente, no tenga espacio para todos. La finalidad última de esta entrada es que si alguna vez algún representante de la cartera de Cultura tiene que dar nombres, pueda recurrir a esta serie que me propongo comenzar aquí. Probablemente caeré en tópicos típicos, perdonadme, soy carne tópica.
Voy a empezar con los que considero imprescindibles. Si ya me conocéis, seguro que los intuiréis. Para mí estos señores son dioses. Me gustaría aprovechar estas líneas para pedirle a quien corresponda que incluya el estudio de estos maestros, así como de su obra por supuesto, en los currículos de Educación Primaria o Secundaria, ahora que han unido Educación con Cultura igual hasta se puede. De hecho, el cine español debería ser una asignatura obligatoria en estos niveles educativo. En primer lugar, porque el cine se trata de uno de los bienes culturales que más fácilmente llega a los ciudadanos y, en segundo lugar, porque el cine es un claro reflejo de la sociedad de cada momento, incluyendo en este sentido, al cine de mala calidad y al de Cine de Barrio -la serie Ñ también tiene un valor incuestionable como testigo de una época, claro que sí.
El cine es parte del patrimonio cultural de un país y los señores de los que voy a hablar a continuación deberían ser estudiados y disfrutados por todos. Nadie como ellos ha sabido hablar, reírse (sobre todo reírse) y llorar del «alma española» (¡lo que acabo de decir!). Más bien, la destriparon mostrando su verdadera esencia. Quizás, sus películas no son demasiado comprensibles para los no nacidos ni criados españoles, no lo digo ni por nacionalismo ni por afán de excluir a nadie. Me explico con un ejemplo a la inversa. Estamos tan acostumbrados al cine americano que no nos sorprenden los rituales de graduación ni las animadoras por citar algo. Es así como podemos digerir bastante bien cualquier argumento porque nos resulta muy conocido aunque no hayamos puesto un pie en los USA; o entendemos las triquiñuelas del adulterio francés, porque son unos pesados básicamente… Supongo que cuando vemos una peli italiana, argentina, iraní, japo o lo que sea, siempre hay algo que se nos escapa… Puede ser que para comprender el sentido último del cine tan personal y tan nacional, sea necesario haber mamado esa cultura.
En fin… Habiendo hecho esta aclaración, allá que voy.
#1 Luis García Berlanga (1921-2010)
Un dios. Como mi pequeño homenaje, todos los días intento decir la palabra «austrohúngaro» al menos una vez. Como me conozco, no empezaré a contar las razones por las que lo idolatro. Podéis buscarlo por ahí. Solo diré que supo reírse de la censura franquista con su gran sentido del humor y de la ironía; la democracia le dejó dar rienda suelta a su fetichismo y a su viejiverdismo característico, a la crítica abierta y a reírse de todo con su estilo inconfundible. Representó de tal manera la realidad de este país que «berlanguiano» se ha convertido en un adjetivo que evoca el universo surrealista de la vida española, por poner un ejemplo muy evidente, la vida política. En general, en toda la obra de Berlanga, hay un detalle que me encanta. Ese batiburrillo de diálogos en la misma escena. La locura, sí, pero es tan español…
El verdugo (1963)
En mi humilde opinión, no solo se trata de una de las obras cumbres del cine español, sino que es la mejor película de todos los tiempos, y no me vengo arriba. El más bello y divertido alegato en contra de la pena de muerte:. No es que el aspecto cómico enmascare un mensaje. No, el halo trágico-cómico es parte del mensaje. Imprescindible. No me pondré con las frases hechas que sobre esta obra maestra se han dicho. Solo destacar al genial Pepe Isbert y las últimas tensas escenas. Aquí os dejo la escena en la que Pepe Isbert, el verdugo, pide una carta de recomendación para su yerno.
Bienvenido, Mister Marshall (1953) y Plácido (1961), de visionado obligatorio para entender la historia española. La primera, ironía en estado puro; la segunda, retrato costumbrista que esconde también una crítica a la moral del régimen y la hipocresía de las clases pudientes.
De esta época, solo he visto Calabuch (1956) y Los jueves, milagro (1957). Sin ser geniales ni tan divertidas como las anteriores, su valor reside en su retrato social de la época. La segunda podría haber sido otra crítica genial pero con la censura y el Opus Dei se topó el maestro.
Si no habéis visto la trilogía de la familia Leguineche, no sé a qué estáis esperando. Es básica para entender las corruptelas de ayer, hoy y siempre: La escopeta nacional(1978), Patrimonio nacional (1981) y Nacional III (1982) son imprescindibles.
La vaquilla (1985), también volvemos a mi humilde opinión, la mejor película sobre la Guerra Civil de todos los tiempos. No digo más.
Moros y cristianos (1987), Todos a la cárcel (1993) y París-Tombuctú (1999) sin ser obras obras maestras, siguen siendo radiografías españolas súper divertidas. Recomendables, sin duda.
#2 José Luis Cuerda (1947)
Otro dios. Me encantaría conocerle en persona, en un bar por supuesto, es más, me muero de ganas… Maestro del humor absurdo gracias a la trilogía compuesta por Total (1983), Amanece, que no es poco (1988) y Así en el cielo como en la tierra (1995) y la joya El bosque animado (1987). Amanece, que no es poco es nuestro gran referente, un tema de conversación eterno, una lista interminable de escenas que nos han marcado… Un mito de la historia del cine. Os dejo una de sus últimas entrevistas, explicando no solo detalles de sus grandes clásicos, sino que también aporta su punto de vista sobre la actualidad, un muy cuerdiano.
Por no hacerle el feo, aquí tenéis famosa escena de «¡Viva el cabo Santo!» + la escena final «Mecagüen el misterio«, homenaje al reciente fallecido José Sazadornil «Saza».
# Rafael Azcona (1926-2008)
Reconocido como el mejor guionista español, ni Berlanga, ni Cuerda hubieran creado sus grandes obras maestras. Colaboró con muchos otros como Fernando Trueba (en su oscarizada Belle Époque, por ejemplo) o Carlos Saura (¡Ay, Carmela!) por citar alguno. Aquí podéis consultar su filmografía completa. Un grande, en esta entrevista confiesa que prefería quedar con los directores en los bares para hablar de las películas, porque si había momento de silencio, siempre se llenaba con alguien que entraba en el bar…
No deseo extenderme más… En la siguiente entrega, seguiré con este tema… Citaré algunas películas que considero ya clásicas, actores y actrices imprescindibles, otros directores esenciales, otras etapas del cine español…
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[…] ¿verdad? Entre unas cosas y otras, se acaba el verano y no he terminado la segunda parte de “Al ministro de cultura le gusta Cine de Barrio”. Qué vida esta. Estaréis de acuerdo conmigo en que queda feo empezar una primera parte y no […]