Bien, bien… Voy poco a poco y pese a las ganas que tengo de llenar de contenido el blog, como me ha sugerido Goog, me estoy dando cuenta de lo complicado que es. La verdad es que me siento tentada a hablar de mi vida o de estos pequeños sucesos que nos pasan todos los días o pensamientos profundos o si soy sincera, de las tonterías que se me ocurren a cada momento. Tengo varias tareas pendientes por hacer. A saber, las típicas labores del hogar, gestiones varias, mis deberes autoimpuestos que debería terminar ya, porque se me acaba el tiempo… Pero, me cuesta tanto… Normalmente me impongo tareas para poder imcumplirlas y luego sentirme culpable. Hay veces que incluso si lo que tengo que hacer me cuesta, física o moralmente, pues me invento otras. Si la carga de la tarea es pesada, física o moralmente insisto, me pongo a hacer otras cosas que en otros momentos consideraría como insufribles. Fue así como hace un par de años puse la cocina patas arriba, de dentro a fuera porque me parecía insufrible ponerme a estudiar el tema de la orientación educativa en las distintas administraciones. Y ahora tengo que hacer una cosa, que físicamente solo me cuesta un clic, pero me estoy poniendo malísima. De los nervios. Aunque me muero de ganas de hacerlo, porque ya he tomado la decisión, con lo que me cuesta decidir y si lees esto y me conoces, lo sabes. Lo que me falta es el arranque y sé que cuando haga el clic, mis nervios se calmarán un poco y encima ahorraré dinero. Ya me pondré histérica después, pero eso es otro tema y otra circunstancia. Como si lo fuera a vivir otra persona. Lo bueno es que tengo una excusa bastante buena. Tengo que mirar que es lo que pasa con mi visa, que no va cómo debería. Así que una visita a mi entidad bancaria (también es una tarea bastante dura) y entre esta noche y mañana, haré ese clic. Pero, joder, ya estoy hablando de mi vida y he dicho que no lo iba a hacer. ¿Por qué? Porque paso, porque me da vergüenza y porque queda para la posteridad y estoy segura de que a mi yo futuro le dará aún más vergüenza. Y como prueba, me remito al día de ayer, cuando una amiga encontró una carta que le escribí hace 15 años, 15!!!! Nos reímos mucho y hemos concertado ya una cita para leerla y reirnos juntas de la explosión de ira adolescente que dejé escrita, inconsciente yo por aquel entonces de que las palabras escritas no se las lleva el viento. Todavía no entiendo por qué me siguió hablando después de toda aquella sarta de chorradas e improperios que solté. Y además, es que soy muy pesada y bastante poco escueta cuando me pongo. Y encima, es que no aprendo, porque sigo haciéndolo.
Acabo de tener una idea. Después de llevar una temporada escribiendo por encargo, a un precio bastante módico por no decir irrisorio, me he dado cuenta de que se puede escribir de cualquier cosa aunque no se tenga ni la más remota idea. Supongo que esa es la base del periodismo y de otras disciplinas del palo. Ahora mismito acabo de entregar un artículo sobre la revisión de los frenos de un coche y puedo asegurar que no tengo ninguna clase de conocimiento, ni interés por tenerlo por ese asunto tan importante. Por cierto, revisad frecuentemente vuestro sistema de frenos, por vuestra seguridad y por la de todos los conductores. Así que he pensado que me voy a poner a prueba y os reto a que sugeráis temas para que escriba sobre ellos. Lo que sea. Cómo montar un armario IKEA, la vida de un campesino de la China medieval, los avatares de la vida de Marta Sanchez, de dónde viene el GoreTex (pregunta que me hago cada vez que entro en el Decathlon), los inquietantes seres de las profundidades o el controvertido asunto de la sábana santa y sus repercusiones. Temáticas vitales o superficiales, según quien las mire. Sí, soy una flipada porque teniendo en cuenta el éxito y la cuantía de mis seguidores pues parece que no voy a dar abasto con las sugerencias, pero ahí queda dicho y si alguna vez a alguien le da por retarme, será un acontecimiento más paranormal que la cena de navidad de Iker Jiménez en casa de sus suegros. Bueno, pues nada, a esperar y si la idea no cuaja, ya me inventaré yo seguidores que tengo un mundo interior muy rico y una vida social imaginaria bastante interesante… Un saludo a todos los amigos de la nave interestelar!
Con 15 años tu… seguro que huele a romilar la carta..
o a congelante muscular…