Cuando empecé a escribir esta entrada, hace unas dos semanas, no tenía demasiado claro cómo posicionarme. Me explico, no sé en qué mundo vivo que no conocía, ni por supuesto me había enterado del éxito de una frase, simple por su mensaje y con una imagen también bastante simple. El archifamoso KEEP CALM AND CARRY ON (Mantén la calma y sigue adelante) ha conquistado el mundo por su sencillez y versatilidad. Elemento decorativo, frase existencial, máxima psicológica… Sea lo que sea lo que ha provocado que el lema se haya extendido por el mundo entero, no deja de impresionarme cómo funcionan las ideas en un mercado globalizado en el que todos deseamos poseer cualquier objeto que parezca ir con los tiempos en los que vivimos.
Bien, si consultáis en cualquier página a la que os lleve Google con solo teclear keep, podréis conocer la historia del póster, que si os sentís perezosos os la resumo y os ahorráis la búsqueda. El póster fue diseñado a instancias del gobierno británico en 1939 con el objetivo de animar a la población ante la posible invasión alemana del reino en la Segunda Guerra Mundial. Unos sesenta años después fue descubierto por los propietarios de una librería inglesa de segunda mano a los que les encantó el póster minimal este. Lo colgaron en su tienda y muchos de sus clientes se interesaron tanto que los dueños decidieron hacer copias y el resultado es que Keep Calm ha conquistado el mundo. El diseño en términos marketinianos es tan básico y tan fructífero que han surgido miles de lemas similares siguiendo los mismos esquemas. Incluso podéis diseñar el vuestro en la página de la susodicha marca. Hay Keep Calm para todos los gustos y colores, impreso en todo tipo de productos, los que os queráis imaginar y ¿sabéis qué? Que no me gusta nada…
Primero, porque que estoy harta de lemas, eslogans baratos y propaganda varia que, sin querer, me encuentro a cada paso. No me gustan. Es más, me ponen de los nervios los millones de fotos y carteles que nos podemos encontrar en cualquier lado (medios, redes sociales) con mensajes políticos o de cualquier índole… Por otra parte, me parece curioso además que se ponga de moda un lema como este… Manten la calma, sigue adelante. En un primer momento, pensé proverbio filosófico… Qué sabio… En los peores momentos, como los que estamos viviendo, lo importante es mantener la calma… Un vísteme despacio… Al mal tiempo… La frase de marras también me lleva a eso del pensamiento positivo…
No voy a criticar esas corrientes que sostienen que hay que ser positivos, tener siempre a mano una sonrisa, que si piensas que todo va mal, irremediablemente irá peor y lo que hay que hacer es mantener la calma y la convicción de que toda saldrá bien. Que no seré yo quien le quite mérito al mensaje encuadernado en rojo sangre y la corona del monarca de la peli del Discurso del Rey… Que seguro que él estaba tranquilo en su escondite mientras las bombas caían sobre sus súbditos, que el mensaje no es malo, y como lema de guerra no está mal del todo. Otros los hay peores… Vamos a ser positivos… Que no me quiero plantear aquí que se trae lo suyo el mensaje en estos tiempos de crisis… Que mi cabeza se va a cállate que aquí no hay nada qué hacer, sigue con lo tuyo…Que con lo que me quiero meter hoy es con el capitalismo. Pero no con la intención de hacer una crítica feroz al sistema en el que nacimos y en el que moriremos. No, estas palabras son una opinión más bien resignada.
Culo veo, culo quiero. Como véis, estoy refranera. Paredes, llaveros, tazas, camisetas, servilletas… No hay límites a la impresión en este capitalismo en el que vivimos. Nos llaman a la calma. Mira, con la que esta cayendo, mejor que estés tranquilo y que sigas con lo tuyo, ya nos encargamos nosotros del resto. Y, ese nosotros. No pienso que haya un nosotros con sus nombres y sus apellidos. Una conspiración de los que manejan el mundo que nos quieren tranquilitos. No, lo que pienso es que nosotros somos ese nosotros.
Si ya a estas alturas, te estás cansando de mis idas y venidas sin ninguna idea concreta, es mejor que dejes de leer, porque voy a seguir en la misma línea otras cuantas líneas más… Arrrgg… soy insoportable, ¿verdad? Lo que pienso es que somos parte integrante de este sistema y que no podríamos vivir sin él, pero él sin nosotros tampoco. Que una frase se convierta en producto de cambio, no es extraño. Una frase, una imagen, una canción… Lo que sea, estamos tan acostumbrados a ello que no nos produce ninguna sorpresa. Y debería. Debería producirnos un salpullido al menos. Pagar por un consejo que no hemos pedido. O regalarlo.
Por otro lado, la compra compulsiva de lemas y carteles me resulta tan curiosa. Sí que es verdad que dentro de la cartelería histórica existen multitud de ejemplos de carteles bonitos. Los miras y te pueden gustar por la estética o por el mensaje. Yo misma he comprado carteles con esa ilusión banal de adquirir un producto especial, hermoso o un souvenir interesante.
Por poner un ejemplo tonto de lo que estoy hablando, me impresiona muchísimo que los carteles comunistas se vendan al más fiel estilo capitalista, que podamos comprar como elemento decorativo carteles bélicos, que podamos llevar fotos de líderes de cualquier movimiento en nuestras camisetas. La mítica foto del Che, reproducida hasta la saciedad… Vamos, hombre… No me entendáis mal, me da igual lo que lleve la gente… O igual no, ¿qué pensaríais si os encontrárais con alguien que llevara alguna de estas camisetas? (Las encontré hace tiempo y la verdad es que tenía unas ganas de enseñarlas… Aunque parezcan insertadas en este post a la fuerza…)
Si no te dan asco estas camisetas, te invito a que dejes de leer, porque ¿qué clase de persona podría llevarlas? Si por el contrario, te horrorizan, bienvenido/a… Y la verdad es que no veo tanta diferencia entre llevar estas camisetas tan… tan… (no sé ni qué adjetivo poner)…o dejarte llevar por un lema pensado y mercantilizado por otro… Al hacernos portadores de un lema, nos uniformamos. Nos convertimos en uno más del rebaño. Y no acuso a nadie. Todos hemos sido parte de ese rebaño de una forma u otra. No se trata de culpar, me gustaría expresar con esta opinión que somos parte de un sistema, que aunque no lo hayamos creado, no creamos en él o no nos guste, nos uniformiza bajo la máscara de sus propios instrumentos. Y, me meto con los lemas cuando mi armario está lleno de ropa de Zara y demás marcas que no voy a detallar. También soy culpable. No lo voy a negar.
Estamos inmersos en los movimientos económicos y no nos damos cuenta, formamos parte del sistema inconscientemente. Se pone de moda un lema y todo el mundo lo hace suyo, pagando, porque es una tendencia y no queremos salirnos fuera. Porque es una magnífica idea, porque representa una gran verdad y porque nos sentimos representados en estas palabras o en estas otras o en una foto y queremos lucirla de alguna forma por eso pagamos la cuota de beneficios, la de fabricación, la de copyright y los impuestos. Porque el sistema no necesita ordenarnos nada, sino que somos nosotros mismos los que necesitamos al sistema. Porque nos dejamos llevar O porque lo dirigimos. Porque soy víctimas y ejecutores. En cualquiera de los aspectos de nuestra vida. No creo que se pueda librar nadie. Nadie. La única manera de librarse es vivir en una cueva ya que nada de lo que consumimos está libre de sangre, ni en su proceso de fabricación ni en las manos a las que se dirige el dinero que primero pasó por las nuestras. Una buena noticia y dos malas. La buena, pienso que el capitalismo está agonizando. La primera mala, que será una muerte lenta. No creo que yo vaya a vivir en un mundo no capitalista.
¿Por qué? Porque los sistemas políticos y económicos no mueren de la noche a la mañana, tardan años e incluso siglos y no por muy rápido que avance el mundo, o se desencadenen los acontecimientos o el progreso, va a desaparecer un sistema tan antiguo como la propia civilización. El capitalismo no ha hecho otra cosa que evolucionar hasta la situación insostenible que vivimos y viviremos en los próximos años o siglos. Somos parte de él. Incluso el que diga que no, que no forma parte, lo es. Forma parte porque sus dominios se extienden por todo el planeta. Somos parte viva y está tan dentro de nosotros que nos resulta imposible concebir otra forma de pensar, porque tenemos tan interiorizado, no sé si evolutivamente, el intercambio de bienes y servicios que nos pasamos gran parte de nuestra existencia intentando conseguir estos productos u otros. El capitalismo nos sobrevivirá, pero algún día desaparecerá y aquí viene la segunda mala noticia: lo que venga no tiene por qué ser mejor. Lo más probable es que sea muchísimo peor. Me gustaría que no fuera así, pero no tengo demasiada confianza en el género humano, quizás porque soy una más. Esto es así, no es este un blog optimista, ya avisé en su momento. No alcanzo a imaginar cómo será el futuro y aunque existan buenas intenciones, estoy convencida de que, en algún momento de ese futuro, se malograrán. Entonces, y hasta entonces KEEP CALM… ¿Qué decir?